Hoy, el tiempo no corre presuroso como cada día, en el quehacer laborioso.
Es descanso complaciente que se permite y se siente como un regalo divino
la jornada se torna tranquila y no hay tiempos de apremio, ni salidas furtivas...
Solo hay silencio, ese que al oído agrada y que trae consigo la paz impensada...
Una mañana de sol, entre nubes de algodón...Un mediodía sin prisa entre el café y la risa.
Una tarde que lenta cae a cada instante, disfrutando de la vida...más no hay monotonía.
Los oídos atentos al sonido del viento, hablan de cosas miles, agradables, sutiles.
La mirada recorre cada espacio que rodea esta soledad que vivo en armonía,
Sí, en armonía con la vida y la naturaleza, disfrutan mis ojos de tanta belleza
entre el plomizo azulado del cielo encantado y la brisa marina que se huele en cada esquina
de este lugar tan santo, este lugar de encanto en donde reposo la tranquilidad merecida.
Hoy, no hay prisa, todo es silencio, no hay quejas, no hay risas, sólo yo y mi compañía...